El dia A empezó como cualquier otro, pasando efusivamente entre las etapas fútiles de cepillarse los dientes, limpiarse la cara y almorzar (me evito el desayuno en eso de levantarme tarde mientras disfruto de las vacaciones). Pocas horas despues, mi hermana nos acompaña a mi mamá y a mi al mundo de los despiertos, relatandonos sobre sus aventuras la noche anterior en EN VIVO, de como vio la ultima actuación de los Humanoides en directo con su baterista quien se iba de viaje a Londres a estudiar o trabajar en mas proyectos musicales, de como el bajista actuaba como robot programado tal q daba risa, o de como su pana Kuámasi estaba apodeandose de la tarima y de... Hold up...un momento por favor...KUÁMASI? MI HERMANA? QUÉ PASA AQUI?
Dos seres, dos elementos tan distantes, no me los podría imaginar. Y es que me remonté de la nada a cuando Juan (de Third World GLAM Insider) me lo sugerió como una buena recomendación. Y en efecto, lo era. Sus canciones extraterrestres (que segun el mismo artista vienen de sonidos analogos de computadora) me sonaban tan universal, tan bien producidas que me llegaron a asustar en un principio pero me deleito al terminar. Toda la platica del recital y estos nuevos artistas regionales dio paso a una gran resolución a final de la noche: nosotros, los venezolanos, hacemos muy buena musica a pesar de todo. La que realmente importa, la que realmente esta dispuesta a ser exportada y comercializada como punto referencial de nuestra cultura. Asi que obviemos degradantes reggaetones de mala muerte o neo-folklore que va de mal en peor (Si me preguntan a mi, el mejor neofolklore hecho en casa fue el de Vytas Brenner de mediados de los 70's, música criolla epica gracias al rock sinfónico a lo Rick Wakeman y sintetizadores delicados), lo importante es que llegue a un punto bien tardio pero considerable en el que afortunadamente puedo aprender a apreciar la musica creada en mi país.
La verdad es que tienen que entender que mi crianza musical vino practicamente desde el primer mundo. En mi casa solo habian LP's de Whitney, Nat King Cole y Donna Summer, entre otros (escondidos entre Los Merenguitos y Supercropolis, sorry) mientras yo llenaba los anaqueles de cassettes (miles de ellos) con canciones grabadas de la radio. Sin olvidar por supuesto de las lecciones dominicales con Napo Bravo que definitivamente fueron útiles, sobretodo para comenzar a disfrutar de lo que mis antecesores oian en la radio: música venezolana de CALIDAD.
¿Querian cantantes femeninas de rango? Tenian a Nancy y Mirla (antes de convertirse en pavosas eternamente) o a Mirtha y Raquelita Castaños (antes de ser olvidadas eternamente). ¿Querian cantantes masculinos galantes? Habia de sobra con Trino, Henry, Ivo, Cherry y Carlos Morean. ¿Grupos con estilo? Al por mayor, de la mano de los Impala, los Supersonicos, los 007 e incontables más. Nuestros artistas se iban de lo mas rocolero de vitrola de abuelo a lo mas contemporáneo, excelentes en la transición criolla a popera, moviendose en tendencias tan alocadas como los colectivos rock y disco (mas sobre eso ultimo luego en otro post). Digame el ska; a lo que considero que los mejores representantes de ese estilo en el país fueron las 4 Monedas. Primitivo pero encantador. Horacio Blanco y su ska de protesta could just kiss my black ass...
Saltemonos del umbral retro para llegar al nuevo milenio, que es lo que importa (Aun si haya una esencia retro subliminal en lo que se refiere a este blog). Creo que no hay que temer cuando digo que en Venezuela, precisamente aqui en Caracas, hay talento remarcable. Me bastó con darle una oida a los Humanoides, Autopista Sur o los Telecasters, todos quienes mantienen un espiritu garage pero cada uno peculiar dentro de ese estilo. Si nos queremos mover un poco, tenemos las herramientas tan cerca de nuestras casas: Todosantos, Bysonar, Rübor, piezas esenciales en el emergente movimiento electro-nu rave que se viene cociendo en nuestros locales nocturnos, donde cada vez mas, los colectivos y selectores como ODC, Stella Sonique y Rock n' Dolls gobiernan la multitud con mano dura de tanto pinchar vinil.
Sin embargo, el poderio no esta totalmente asegurado, por lo que creo que al minuto (o tal vez despues de leer este post), tendran que nacer o surgir personas dispuestas a estilizar el sonido aun rudo hecho en casa, llevandolo a limites y oidos desconocidos, hasta que llegue el momento en el que gente como yo, paseando por alguna plaza europea o por un callejon nuyorkino, vea u oiga algo que me haga decir "Coño, esto es Venezuela, excelente".
Espero con ansias ese día...