Para unos la velada comenzó la mañana del domingo a las puertas del Corp Banca, con la esperanza de ser parte de las suertudas 400+ personas que obtendrian entradas para este concierto con atendencia gratuita. Para otros, muy pocos y aun mas afortunados, no por ambición sino por cosas del destino, la experiencia de Russian Red empezó dias atras, a partir de contactos y una entrevista electrizante que revelaba un talento único a una audiencia radial incierta.
Aunado a ello, una oportunidad en un millón se dio para uno de mis mejores amigos, no solo para conocerla en persona, sino ser la honoraria, la primera en ser vestida en sus telas y diseños. Todo un honor e ilusión para ella, un sentimiento de humildad y felicidad para mi amigo y una satisfaccion y orgullo para mi.
Llego el gran día y con el, la angustia y estres. No cabe caer en detalles sobre como paso todo pero si fue algo de comerse dientes, entre la duda y desesperación del asunto. Por obra y gracia de algún ser divino, las entradas cayeron en nuestras manos, con canciones indie dandonos la bienvenida al foro. Primero el telonero, Ulises Hadjis, de quien no habia oido a excepción de ser el acreedor del Grammy merecido al disco de navidad de Vos Veis. Por tal logro no se le quita el merito de ser un artista excepcional, raras veces oido o comentado, pero con una condicion de experimental que logro trascender en las pocas canciones que tocó. Experiencia sonica, pudo mantenernos calidos para lo siguiente, tanto asi que incluyo al publico en un aplaudir casi infantil pero disfrutable durante una canción.
La parnafernalia roquera se desnudó en una vela roja y en pocos instrumentos, y un rio de aplausos acogió a Lourdes Hernandez, vestida en un top strapless cortesia de Lolita Woo y leggings grisaceos. La mayoria, sino es que todo el cancionero de su disco debut "I Love Your Glasses" pasó por sus labios y directo a los oidos de la gente. Yo, como muchas personas en las sillas, disfrute tanto que cerré mis ojos y empecé a pensar como sus canciones podian calar tan perfectamente en mis sueños. Abrí los ojos y aun estaba en sueño, pero de manera rapida fui interrumpido por la admiración expresada en mas aplausos. Pocas palabras fueron las que emitió Lourdes, pero aquellas estaban regadas de agradecimiento, no solo para los que estaban sentados, sino por un joven diseñador, de nombre Isaac, y de apellido Pérez, no López (ok, EFE?), diseñador de su lindo vestido, que recibió tantos aclamos como su modelo. Como en los grandes conciertos, los musicos tuvieron que regresar y cantar un par de canciones mas, lo que constituyo en una complacencia perfecta para cerrar una noche perfecta.
Para unos la noche de domingo para lunes aun comenzaba, rodeados de luces, colores, musica y gente bella en un after party. Para otros, como para mi, era el moño multicolor que cerraba el regalo dominical que fue Russian Red.